Temporada de incendios en la costa de Guanacaste



  • Cada año infaliblemente en la área costera, túristica, de Guanacaste, llega la temporada de quemas. Es una temporada de cielos grises, es una temporada de humo, de poco oxígeno, de sequía, y sobre todo: calor. La venta de propiedades es contínua, terrenos, parcelas, fincas. Cada lugar tiene precio, hasta los más recónditos y sin acceso a los servicios: los cerros. Se ve como avanzan los fraccionamientos, como se terracean los montes, como queda la tierra expuesta como una gran mecha de cabuya. Las lomas se cargan de villas vacías por gran parte del año, hay castillos, hay hoteles, hay "desarrollo".

    Nos afectó mucho la imágen, mientras recorriamos una de las calles del desarrollo para tomar fotografías de un cerro que estaba en llamas, de un peón que prendía una fogata en el patio de lastre de una casa de dos pisos en construcción. Y detrás en la oscuridad meneaban las llamas consumiendo el bosque. Un gran fantasma gris, el fantasma del cemento.

    ¿Cuantos animales desplazados? Se preguntarán. Cuantos árboles quemados. Cuanta de esta frágil biodiversidad del Bosque seco, escondida en los montes, quemada.

    Lo que más me preocupa, de todas maneras, es el agua. Son los manantiales.

    Estos cerros que costean el mar forman topográficamente pequeñas cuencas. Durante la época lluviosa se encargan de arrestar la humedad que llega del mar y a veces las nubes que se desplazan desde el interior de la península. Son puntos de confluencia.

    Quien atrapa las nubes no es en sí mismo el monte. Sinó el bosque que crece en su superficie. Cuanto más se tala el bosque, cuanto incluso más se terracea, más se quema, menos potencial de retención de agua tenemos, menos agua se infiltra hacia la falda freática. Menos agua se tiene para la sequía. Más áridos quedan los lechos de los ríos. Más difícil se hace para los mismos árboles perennifolios (que dan sombra y protección en el verano, sin contar protección de los vientos) sacar el agua desde las profundidades.

    Y más personas vienen a vivir a la costa. Más consumo de agua hay, especificamente durante las estapas más arduas del verano, Diciembre, Abril. No es sostenible. Jardines y jardines. Unos llenos de cemento, otros plagados de geotextil. Guanacastes tumbados, cenízaros tumbados. Por que "ensucian las picinas", "ensucian las canoas". Otros jardines, con plantas que toman más agua que la que necesita uno mismo para vivir cada día. Plantas que no son nativas. Que consumen enormes cantidades de agua.

    Zacates, césped.

    Por aguna razón tengo la impresión que el mismo humo y la ceniza que rondan en el aire por las hectareas quemadas, son cómo una esponja, y la humedad cae a niveles invivibles. La costa de Guanacaste es invivible, economica, social y físicamente.

    La tala conduce a las inundaciones. Derrumbes. La violencia de las aguas.

    Pensándolo desde un punto de vista menos generalizado, y más preciso, quería llamar la atención con el caso de la comunidad de Brasilito. Que aparte de verse desplazada, ve el nivel del agua y su calidad bajar drásticamente. Este mes de Abril 2024 hubieron grandes incendios cerca del cerro (loma) de Brasilito. Quemando hectáreas de bosque. He visto el avance de el "desarrollo inmobiliario", tala y cementación de grandes areas antes boscosas en los pies de la loma. Y en el cerro de al lado, está Mar Vista. Un cerro, que para los que han leído a Juan Rulfo, parece Luvina. Residencial de villas para extranjeros, vista al mar.

    Casi ni ún solo árbol he visto allí. Casi. Y es una zona importante (o era) para la infiltración de agua a los acuiferos de Flamingo y Brasilito. Uno al norte y otro al sur, respectivamente.

    Veo que lo mismo está pasando en los montes de Potrero.

    Veo que en el proyecto de las Catalinas han deforestado en cantidad.

    ¿Y el proyecto Discovery en playa Zapotal?

    Lo único que se, y de lo que estoy seguro, es que el año que viene habrá más incendios, y así el año que viene después. Hemos llegado a un punto en el que lo único que se puede desear, o resignarse, es que se acabe lo combustible, y cese el fuego para siempre.

    Que cese.




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